viernes, 29 de agosto de 2014

Condiciones Para Un Milagro

Lucas 5:1-11

LA PESCA MILAGROSA
Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red.
Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.
Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,
 y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.
Según este relato, bien podríamos analizar las condiciones necesarias para que se realice un milagro:

    Tener una fe activa en Dios.- No basta en tener fe en Dios, recordemos que también los demonios también creen en Él, tal como nos advierte el apóstol Santiago (Santiago 2:19), sino que esa fe tiene que generar una acción concreta que sirva de testimonio a los demás, que puedan ver las maravillas que Dios hace en nuestras vidas y en las de otros. Jesús predicó sobre la fe en Dios y de las Buenas Nuevas del Reino, pero inmediatamente demostró a la multitud que Dios también se preocupa de las necesidades materiales del ser humano. No son meras palabras, es la fe puesta en acción. Bien dijo Jesús: "por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:16a), Santiago hablando acerca de la fe manifestó lo siguiente: "... ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?..."(Santiago 2:14-26). ¿Es así nuestra fe? ¿Nuestra fe está llena de palabras y fantasías? ¿Cuáles son nuestras experiencias sobre la fe?

    Es necesario estar atentos a las circunstancias.- Jesús había observado que las barcas estaban vacías, eso significaba que la pesca había sido mala. Pero nadie se había dado cuenta que más allá había un cardume de peces; sin embargo, Jesús observó con mucha agudeza la existencia de ese cardume. Jesús resolvió el problema buscando la solución más allá de las circunstancias. Muchas veces se necesita tener ojos que puedan ver más allá de nuestro entorno para hallar una solución. Este hecho fue interpretado por los discípulos como un milagro del Señor, cosa que es cierto. Hoy en día, existe mucha gente que se queda admirada de los avances científicos y hasta llegan a considerarlos como milagros de la ciencia. ¿Será eso así? Otros, sin embargo, han podido ver o interpretado los hechos más allá de su entorno. Por ejemplo: muchos han visto al vapor levantar la tapa de la tetera, pero sólo James Watt al verlo pensó en la máquina de vapor. ¿Quién no ha visto caer una manzana del manzano?, pero sólo Isaac Newton formuló la ley de la gravedad a partir de ese acontecimiento. La tierra está llena de milagros, por la acción poderosa de Dios, pero para los ojos que no pueden ver más allá de su circunstancia, no. ¿Es esa nuestra actitud?

   Tener un espíritu emprendedor y hacer lo imposible por lograr algo.- En el relato bíblico, Pedro estaba dispuesto a probar otra vez, ya lo había hecho anteriormente; pero no importaba intentar otra vez, si el Señor se lo pedía. Había que obedecer y hacerlo, aunque estuviera cansado o desesperanzado. Conozco a muchas personas que viven sus vidas en forma desastrosa y es porque dejan de esforzarse y luchar para salir adelante, se desboronan demasiado pronto. No insisten, se dejan abatir por la desesperación, la angustia, el temor, del que dirán. Esta lectura bíblica nos enseña a que debemos tener un espíritu emprendedor y aventurero, capaz de lograr lo que parece imposible. Pedro pensó para si mismo: "Sean cuales fueran las circunstancias, si el Señor lo dice, probaremos otra vez". Es decir, volver a empezar. Si esperamos que las circunstancias sean favorables, nunca comenzaremos. Si queremos un milagro, debemos cumplir con lo que el Señor Jesucristo nos mande, aunque se trate de un imposible. ¿Hemos pasado por esta prueba en nuestra vida cristiana?

        Tener confianza y esperar la respuesta del Señor.- El Señor Jesucristo nos ha dado una promesa, que todo lo que en su nombre pidamos al Padre, él nos lo dará (Juan 14:13; 15:7.16b; 16:24). También nos dejó una regla de oro: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los Profetas" (Mateo 7:7-12). Finalmente, su gran promesa eterna: "Y he aquí yo estor con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20b). Esa debe ser nuestra confianza y seguridad, que Cristo no nos abandona nunca, sea cual sea la situación que estemos pasando. Muchas veces nos desesperamos ante una situación difícil, un grave problema, o una grave enfermedad incurable. No tenemos confianza y no sabemos esperar a que Él haga su santa voluntad. Recordemos siempre lo que Jesús dijo: "Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno" (Marcos 9:29).


Hermanos y hermanas, El Señor Jesucristo aún sigue haciendo milagros, obrando grandes maravillas en las vidas de muchas personas, yo soy un ejemplo de lo que estoy afirmando, no son sólo palabras, son verdades de cómo el poder de Dios se sigue manifestando. Es necesario tener fe en Él, orar sin cesar y ayunar, confiar y esperar su respuesta. Todo es cuestión de someternos a su santa voluntad. Mientras tanto, debemos estar listos para compartir estos testimonios con otras personas que aún no creen en Cristo, el Salvador. Debemos ser pescadores de esas almas.

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